El periodista e investigador italiano, Giulio Rubino, habla sobre uno de los movimientos políticos más novedosos de Europa.

Las razones por las que en Italia surge el Movimiento 5 Estrellas (M5E) son las mismas que dan cuenta del surgimiento de otras experiencias europeas y latinoamericanas: el neoliberalismo no cierra por ningún lado y la política tradicional no sabe cómo responder. A la sociedad no le interesa votar políticos que aprovechan su cuota de poder para llenarse los bolsillos y que —además— no solucionan el caos.

“La verdadera izquierda ya no hace ni ruido y la centroizquierda se ha ido centrando cada vez más, buscando ese voto moderado que en realidad no se sabe muy bien a quién pertenece”.

Italia tuvo, durante los últimos cinco años, cuatro primeros ministros distintos. En ese lapso salieron a la luz denuncias e investigaciones por corrupción y sobornos políticos de todo tipo. Indignada, la gente anduvo en busca de algo diferente. Y en ese azar encontró a Beppe Grillo, un cómico de 68 años nacido en Génova que logró canalizar la bronca a partir del M5E.

Giulio Rubino es periodista de investigación y vive en Roma, una de las ciudades grandes en las que el gobierno de ese movimiento “no tiene ninguna diferencia con respecto al de los peores partidos tradicionales”. Pero Rubino prefiere hablar sobre Beppe Grillo y el M5E en general. Dice que para comprender el fenómeno es necesario saber que Italia “es un país muy corporativo”. Usa el concepto en un sentido prístino. No se refiere a los conglomerados de empresas multinacionales —que también— sino a los trabajadores organizados en cuerpos que poseen una cuota específica de poder.

“Mario Monti (Primer Ministro 2011-2012) llegó con fuerza al gobierno y casi cayó por el gremio de taxistas. Es un símbolo de lo difícil que resulta golpear a las corporaciones de Italia. Incluso a las pequeñas. Obviamente se entiende la lucha de los taxistas: ellos no tienen una vida privilegiada; al contrario. Pero como corporación tienen tanta fuerza que casi hicieron caer a Monti. Y lo mismo ocurre con el resto de las corporaciones: abogados, periodistas, etc.”.

¿Esta situación explica la debilidad de los gobiernos italianos?

En buena medida. En los sesenta años posteriores a la Segunda Guerra no tuvimos ni un solo gobierno fuerte. Y en esa ausencia siempre han gobernado las corporaciones. Los gobiernos han sido la representación de los intereses de unas en contra de otras. Como se sabe, una de las corporaciones más poderosas es el crimen organizado, que tenía contactos con todos los partidos. Otra son los servicios secretos.

“En los años del Vafanculo Day era fácil creer en el poder positivo de Internet. Nadie pensaba en el sentido oculto de esa herramienta. La historia demostró que no era tan libre como creíamos”.

Pero en Italia la falta de un mando político fuerte también se debe al sistema representativo. Y sobre ello se decidió en el referéndum del 4 de diciembre último, en el que se preguntó por la reforma del Senado, entre otros temas sensibles. Sin embargo, la consulta acabó convirtiéndose en un “Sí” o “No” al gobierno del Primer Ministro Matteo Renzi, sobre todo a partir de que éste defendiera la reforma y anunciara que de ganar el “No” renunciaría a su cargo.

La decisión —un suicidio político, según muchos periodistas— tenía una base real. “En Italia —dice Rubino— no importa a quién mandes al gobierno porque, debido a nuestro sistema representativo, las reformas son bloqueadas. Y eso ayuda a mantener el statu quo, porque paralizar las reformas es la mejor forma de que sigan mandando quienes ya mandan. Es decir: aquellos por quienes el sistema ya funciona. Por ejemplo: Obama ha tenido en contra al Parlamento, que era mayoritariamente republicano, pero aún así pudo hacer el “Obamacare” (la reforma en salud). Eso, en Italia, hubiera sido imposible”.

El hecho es que Renzi se jugó por el referéndum. Un amplio abanico de partidos y movimientos, de izquierda y derecha, llamaron a votar por el “No”. Y Renzi —representante de la socialdemocracia— perdió por mucho: el 60% de Italia votó en su contra, aun sin saber a ciencia cierta qué era lo que el referéndum intentaba modificar. Según Rubino, porque “cuando la socialdemocracia estuvo en el gobierno, no hizo política socialdemócrata. Y la gente entiende que, para eso, es mejor tener un enemigo claro”.

Giulio Rubino, periodista.

¿Y el resto de la izquierda?

También ha perdido credibilidad. Fue desapareciendo. Ahora tienen algo así como el 2%, con lo cual tampoco tiene más sentido votar por ellos. La verdadera izquierda ya no hace ni ruido y la centroizquierda se ha ido centrando cada vez más, buscando ese voto moderado que en realidad no se sabe muy bien a quién pertenece. Pero esto también ha ocurrido con la derecha, y ambos procesos se explican en el marco de la caída de las ideologías.

«Grillo y Casaleggio tienen un poder completo sobre el partido. El 5 Estrellas es una empresa más que un movimiento. Sus dueños tienen el copyright, son dueños legales del símbolo y de la plataforma».

La indefinición de los partidos y la intensa corruptela que sufre Italia se reflejan en el desencanto profundo de la población. En medio de una Europa caracterizada por el escepticismo, el marco es inmejorable para el surgimiento de un movimiento como el 5 Estrellas. De hecho, la primera manifestación de resonancia de Beppe Grillo fue el “Vafanculo Day”, en septiembre de 2007. Literalmente: “Día de vete a tomar por el culo”, un mensaje dirigido a la política y a los políticos tradicionales.

“El 5 Estrellas nace de una de las mejores maneras posibles —dice Rubino—. Yo fui al Vafanculo Day porque era un llamado interesante. Parecía que se podía empezar a construir algo de la nada. Las personas se juntaron sin representantes para buscar soluciones a los problemas comunes. En ese tiempo era fácil creer en el poder positivo de Internet. Nadie pensaba en el sentido oculto de esa herramienta. La historia demostró que no era tan libre como creíamos”.

Grillo se encuentra con sus seguidores en las plazas públicas pero dirige el Movimiento 5 Estrellas básicamente desde su blog. Allí encolumna sus propuestas en lo que intenta ser una democracia directa de nuevo orden. Sus ideas —desde la salida del euro hasta la acusación de deshonestidad intelectual a los grandes medios de comunicación— viajan veloz y eficazmente entre el público joven. No obstante, Beppe Grillo reconoce que Internet no es suficiente: el envejecimiento de la población no es un buen aliado para las nuevas ideas.

¿Cuál es el votante medio del M5E?

Una parte de ellos, hasta hace poco tiempo, no estaba interesada en la política o bien declaraba no saber nada acerca de ella. También hay votantes del M5E que simplemente no se dan cuenta de lo que hay detrás de los slogans y de verdad creen que este movimiento representa un cambio. Y, por último, hay otro votante: el que, con conciencia o no, es fascista. O ex fascista… No es una cosa que se diga abiertamente, pero existe.

¿Una clase media desencantada?

Completamente. Sus argumentos son muy diferentes de los de la antigua izquierda, porque parten desde lo individual. “Yo” estoy cansado de esos políticos de mierda, “yo” no tengo trabajo, “yo” no tengo futuro, “yo” gasto demasiado en impuestos. Pero no hay inquietudes políticas más generales ni un programa político claro. O, si lo tienen, no está abierto al público.

¿Qué características dirías que tienen estos nuevos dirigentes?

Bueno, no son todos nuevos. Hay algunos criminales con ropas nuevas que se subieron al carro de la novedad para que nada cambie realmente. Pero, además de ellos, creo que podría pensarse en tres tipos de dirigentes del M5E. El primero: joven, ignorante, incapaz de hacer algo. Sólo repiten slogans. Están allí de buena fe, quizás, pero son incapaces. Luego, están los que tendrían capacidad e ideas para hacer algo bueno pero se encuentran muy ligados a las decisiones centrales. Mucho más de lo que ellos mismos esperaban. Se encuentran atados. Y, por último, hay otros dirigentes que no me parecen malos. Son los que piensan que un trabajo en la política hecho por no profesionales puede ser mejor, más libre y honesto.

¿Esto es lo más interesante del 5 Estrellas?

Sí, quizás esto es lo mejor. Hay gente allí que de verdad intenta superar una política de grupos de poder que sólo tienen intereses privados.

Detrás del M5E no solo está Beppe Grillo. El empresario experto en redes, Gianroberto Casaleggio, fue cofundador del movimiento. Dicen que fue a ver un espectáculo en el que Grillo rompía computadoras a martillazos y lo convenció de que el futuro de la democracia pasaba por la red. Casaleggio falleció a comienzos de este año, pero su hijo ocupó su lugar en los negocios y la política.

La situación es llamativa en tanto que otros partidos de Europa nacidos contra la política tradicional también están utilizando las redes como herramienta básica para comunicarse de forma directa con su público. Partidos que también hablan de “casta” cuando se dirigen a sus enemigos y que a su vez son acusados de “populistas” por estos. Los grandes medios de comunicación —sin una pizca de ingenuidad, por cierto— se hacen eco de las similitudes.

Gianroberto Casaleggio y Beppe Grillo.

¿El M5E es parecido a Podemos?

No tienen nada que ver. El M5E no es un movimiento libre. Grillo y Casaleggio tienen un poder completo sobre el partido. El 5 Estrellas es una empresa más que un movimiento. Sus dueños tienen el copyright, son dueños legales del símbolo y de la plataforma. Por otra parte, la gente que participa de ese movimiento tiene una confianza en esas dos personas que en este tiempo ya no se puede tener. En este tiempo ya no puede haber culto al líder ni caudillismo político. Además, el M5E no tiene una base ideológica como Podemos; sin Beppe Grillo, no existe.

Si la izquierda no vota al M5E, ¿a quién vota hoy?

Pueden llegar a votar a Sinistra Ecologia e Libertà  (SEL). O se tapan la nariz y votan al Partido Democrático (el partido, en teoría, socialdemócrata de Matteo Renzi). O no votan. Pero la gente que era de izquierda antes de que el M5E apareciera hoy no vota al M5E. Entre otras cosas porque ese movimiento tiene un lado xenófobo que una persona de izquierda nunca podría aceptar.

¿Por ejemplo?

En la cuestión de los inmigrantes, muchas veces habla en sintonía con los fascistas. No tan abiertamente como ellos, claro, porque eso podría crearle problemas, dado que es un movimiento básicamente comercial y también tiene que buscar el centro. Pero no el centro de los moderados, sino más bien el centro de los indignados. Es un movimiento que siempre debe hablar “del problema”, no del programa.

“Los 5 Estrellas dicen: “El problema de Italia es que los políticos se robaron todo”. Está bien…, sí. Pero, ¿por qué ocurre eso y cuál es la solución? Porque si el problema se reduce a eso entonces es un problema de justicia, no de política”.

La indignación ha sido parte del motor de la izquierda, pero no exclusivamente.

Claro. El asunto es que los 5 Estrellas dicen: “El problema de Italia es que los políticos se robaron todo”. Está bien…, sí. Pero, ¿por qué ocurre eso y cuál es la solución? Porque si el problema se reduce a eso entonces es un problema de justicia, no de política. Y, si es así, deberían gobernar los fiscales, no los políticos. Es decir: siempre se habla “del problema” pero nunca con una caracterización bien definida ni con un plan político e ideológico claro para combatirlo.

Sin embargo, reducirse el sueldo tampoco es una medida típica de la derecha.

No, ni de derecha ni de izquierda. Solo es una medida fácil, efectista. ¿Quién va a estar en contra de bajarle el sueldo a los políticos? Es una forma inteligente de mentir. Porque todos sabemos que los verdaderos gastos de la política no están en los sueldos que cobran los políticos. Y de hecho esa es una forma de quitarle importancia a la labor política. Esos mensajes del M5E son los que meten miedo. Porque no hay que olvidarse que los fascistas también decían: “Estamos cansados de estos políticos de mierda”.

Otra medida muy publicitada del M5E fue la de no aceptar el reembolso electoral: unos cuarenta millones de euros. ¿Tiene el mismo sentido efectista y nada más?

Pienso que sí. Porque los reembolsos electorales suenan mal pero son un mecanismo de protección de la democracia. Si vos no tenés la plata de Berlusconi o de Casaleggio es muy difícil hacer un movimiento político. En teoría, los reembolsos son un mecanismo democrático, no en contra de la democracia. Claro que es bueno que, si no lo necesitas, lo devuelvas. Pero es más un símbolo que otra cosa, como bajar el sueldo de los políticos.

Lo que no parece un mero simbolismo es la política con respecto a la participación de las mujeres. El M5E tiene un 55% de mujeres candidatas y una política activa en este sentido.

Con lo de las mujeres estoy de acuerdo. Los otros partidos no hacen mucho sobre este tema y, de hecho, deberían hacer lo mismo que el 5 Estrellas.

Beppe Grillo asocia la idea de Soberanía Alimentaria con la de proteccionismo económico. ¿Cómo se comprende esto?

Ahí no hay chiste. España produce cuatro veces más que Italia, pero Italia vende tres veces más. ¿Cómo es posible? Bueno, Italia importa el aceite de España y luego lo industrializa y lo exporta. Italia es un gran exportador de alimentos y exporta mucho más de lo que produce. Pero el M5E solo se quejó cuando la Unión Europea permitió entrar 40 mil toneladas de aceite de Túnez… ¿Qué tipo de queja es esa?

Un argumento difícil en un mundo globalizado.

Exacto. Porque, por un lado, no se puede producir en Italia todo el aceite que se necesita. Y por otro lado, ¿de qué hablas cuando dices “Soberanía Alimentaria” en un mundo interconectado? ¡Hombre, hay un montón de empresas italianas que están en el extranjero! El problema de nuestra sociedad, al final, no es el aceite de Túnez ni el trigo de Ucrania. Es que bajaron los sueldos. En los años sesenta, el director de la Fiat ganaba entre 20 y 50 veces más que los obreros. Hoy, el señor Marchionne, actual director de esa empresa, ¡gana 400 veces más!

El Movimiento 5 Estrellas es quizás lo más novedoso dentro de una Europa difusamente escéptica. No es casualidad que la honestidad —una cualidad sin ideología per se— haya sido su estandarte desde un primer momento. Según dicen, esa palabra es la que gritaban los seguidores de Casaleggio en su funeral: “¡Honestidad, honestidad!”. Y el mismo Beppe Grillo pronunció una frase condenada al éxito: “Nuestra verdadera revolución es la de ser honestos en medio de un sistema corrupto”.

Giulio Rubino, sin embargo, insiste en su desconfianza. En Italia, el desencanto enardecido sin una clara definición ideológica detrás no ha dejado buenos recuerdos. “La política se ha vuelto muy pragmática —dice Giulio— y en ese terreno es fácil mentir. El M5E no tiene un plan. Sólo tiene unas medidas llamativas para un enorme público indignado”.

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Fabricio Lombardo
es profesor de historia. Editó la revista El Suburbio y formó parte del Movimiento de Desocupados en Buenos Aires. En 2009 construyó junto a otros docentes el Bachillerato Popular “Carlos Fuentealba”. Viajero incondicional y amateur de la fotografía, actualmente forma parte del movimiento okupa en Euskal Herria y oficia de editor en Ultimoround.

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