España es un Estado rico en diversidad histórica, idiomática y cultural. Sin embargo, esa diversidad no ha potenciado su desarrollo y hoy en día lo cuestiona más que nunca.
Iba a empezar este texto diciendo “España es un país al que le cuesta reconocerse a sí mismo”. Pero España no es un país, ni el español es un idioma. España es un Estado dentro del cual conviven –mejor o peor, según el momento– varias naciones. Varios pueblos con tradiciones, historias y lenguas propias. Algunos, de hecho, bastante diferentes entre sí. Para que se entienda, a riesgo de caer en una simplificación excesiva: hay más diferencia entre un catalán y un gallego o un vasco y un andaluz, que la que existe entre un mendocino y un santiaguino o un bonaerense y un uruguayo.
Sin embargo, dentro y fuera, se sigue pensando a España como si fuera un país. Un solo país. Los más osados ya han hablado –y ahora, al calor de la actual cuestión catalana y la vasca siempre presente, sus tesis toman fuerza– de un “país de países” o una “confederación de países”, pero la idea de España como un solo país sigue siendo fuerte. De hecho, los que están en contra de la independencia vasca o catalana critican a sus seguidores por ser “nacionalistas”, como si el españolismo no lo fuera. Mi vieja diría que el muerto se asusta del degollado.
Pero si el nacionalismo español se da por hecho mientras que el nacionalismo independentista es fuertemente criticado, las razones de fondo no suelen ser maliciosas. Si el españolismo caló hondo en la sociedad es porque los poderes monárquicos, franquistas y centralistas han sabido hacer bien su trabajo. Ese esfuerzo, como el de todo Estado que se ha intentado erigir en Nación, no sólo ha echado mano a la violencia física, sino también –y sobre todo– ha utilizado el consenso silencioso. Es decir, ha intentado internalizar en la población la idea de que las cosas “son como son” y de ninguna manera pueden ser de otro modo.
Y a la hora de inventar un “sentido común” esos poderes no se anduvieron con chiquitas. De hecho, algunos de sus inventos están tan bien arraigados que uno pasa por delante casi sin darse cuenta. El libro más importante de España –después de El Quijote– seguramente es el “Diccionario de la lengua española”. Pero si lo lees, curiosamente, no aprendés a hablar español. Aprendés a hablar castellano, por la sencilla razón de que el idioma español, como tal, no existe.
Hola Fabricio,
No sé con qué criterio hablas sobre España. No parece que seas español o a lo mejor lo eres pero sólo de nacimiento.
El idioma español como tú dices es como se denomina POPULARMENTE al castellano, nadie con un mínimo de educación diría que es español.
En cuanto a la «confederación de países» me hace gracia la imagen que vuestros políticos argentinos (y alguno que otro de los nuestros) os dan de España. No solo se critica al «independentista» sino que también se hace, y con dureza, al patriota (confundiéndolo a menudo con el fascismo cuando no tiene nada que ver). El nacionalismo vasco es algo que siempre ha estado ahí, y nunca se les ha negado sus diferencias culturales e incluso han tenido privilegios respecto a otras comunidades autónomas. En cuanto al independentismo catalán, hay muchas personas que dicen que lo sienten así, que son catalanes y no españoles. La realidad es que es una artimaña a que se inventó un político catalan al ver que se aproximaban las elecciones de Cataluña y veía que no saldría elegido de nuevo. Comenzó a gastar los recursos que le daba el Estado para pagar las deudas de la administracion catalana, y consiguió fracturar un país y que se olvidaran de su pésima gestión autonómica.
Antes de escribir sobre la sociedad de un país intenta contrastar tus fuentes, y no te creas lo que te venden personas como Cristina Kirchner o Felipe González.
Un saludo (en CASTELLANO de ESPAÑA).
Tras expresarse de la manera que Ud. lo ha hecho en esta publicación, el mismo ex Rey de España, don Juan Carlos, junto con numerosos legisladores del P.P., recibió por parte del viejo President Jordi Pujol un ejemplar de un libro de historia sobre la imposición imperial del castellano sobre las otras lenguas naturales propias del la Península Ibérica, principalmente el catalán + valenciano + mallorquí, el vasco/euskera, el gallego… (podríamos agregar hoy el quechua, el guaraní, el mapuche, el aimará, el maya, y las decenas de idiomas americanos que no han sobrevivido a la Conquista). Seguro que hay corrupción y politiquería en Cataluña. Ni Pujol ni Mas, ni González, ni los Kirchner de este lado del mundo son unos santos. Pero eso es otro tema. Creo que no se da cuenta de lo mucho que tiene internalizado el monarquismo madridcentrista. Es superior a sus fuerzas.
Hola Álvaro, gracias por su comentario. Paso a responder, punto por punto.
“No sé con qué criterio hablas sobre España. No parece que seas español o a lo mejor lo eres pero sólo de nacimiento.”
-No necesito ser español para hablar de España; entiendo que el único requisito indispensable para escribir sobre algo, es saber de lo que se habla. Sin más.
“El idioma español como tú dices es como se denomina POPULARMENTE al castellano, nadie con un mínimo de educación diría que es español.”
-Error. No sólo “popularmente” se lo denomina español. La real academia también lo denomina así (y creo que los de la real academia tienen “un mínimo de educación”). De hecho, si solo fuera “una expresión popular”, la idea del relato no tendría sentido, dado que el mismo se basa en cómo desde el poder se operó para que unas naciones diversas se sintieran parte de una sola nación, la española.
“En cuanto a la “confederación de países” me hace gracia la imagen que vuestros políticos argentinos (y alguno que otro de los nuestros) os dan de España. No solo se critica al “independentista” sino que también se hace, y con dureza, al patriota (confundiéndolo a menudo con el fascismo cuando no tiene nada que ver).”
-No sé de dónde saca esta idea. En Argentina, y en Latinoamérica en general, a los independentismos suele conocérselos poco y/o mal. Y, sin dudas, la idea más popularizada que se tiene acerca de España, es la oficial. Incluso en Argentina, donde hasta hace muy poco tiempo los 12 de octubre se festejaba el “día de la raza”. Por otro lado, mis autores de referencia sobre este tema no son políticos ni historiadores argentinos, sino europeos, sobre todo españoles.
“El nacionalismo vasco es algo que siempre ha estado ahí”
– Pues no… No siempre estuvo ahí. De hecho es un invento tardío, de fines del siglo XIX.
“y nunca se les ha negado sus diferencias culturales”
– Muchos vascos no opinan lo mismo. De todas maneras, cualquier formación estatal ha tendido a suprimir o subsumir la diversidad interna, no es un caso especialmente español.
“e incluso han tenido privilegios respecto a otras comunidades autónomas”.
– no son “privilegios” Alvaro… son fueros históricos. Son cosas diferentes.
“En cuanto al independentismo catalán, hay muchas personas que dicen que lo sienten así, que son catalanes y no españoles. La realidad es que es una artimaña a que se inventó un político catalan al ver que se aproximaban las elecciones de Cataluña y veía que no saldría elegido de nuevo. Comenzó a gastar los recursos que le daba el Estado para pagar las deudas de la administracion catalana, y consiguió fracturar un país y que se olvidaran de su pésima gestión autonómica.”
– ¿De verdad tiene una lectura tan simple del proceso independentista catalán? ¿Que es una “artimaña que se inventó Artur Mas”? Disculpe, pero sinceramente me parece un razonamiento de una ingenuidad extrema, propio del discurso del político más inepto que quizás haya conocido España: Marino Rajoy.
“Antes de escribir sobre la sociedad de un país intenta contrastar tus fuentes, y no te creas lo que te venden personas como Cristina Kirchner o Felipe González.”
– Gracias. Se lo prometo.
“Un saludo (en CASTELLANO de ESPAÑA).”
– Saludo, también en castellano, el único idioma que quedó en pié en las pampas.