¡Miren a mamá sintiendo el vértigo de lo que significa viajar en teleférico!
Las cosas cambian, el mundo cambia. Hace 30 años, ella vino del campo para habitar estas laderas y durante todo aquel tiempo, ascendió y descendió por los graderíos infinitos que unen las ciudades de La Paz y El Alto. Vio cómo se poblaron los parajes escarpados donde edificó su vivienda y cómo su gente, junto a ella, salió a exigir que el municipio les otorgue infraestructura para los servicios básicos (entre ellos el transporte). Tiempo después, salió la misma gente para reclamar por los recursos naturales (octubre 2003). Nadie se imaginó que los réditos de aquella lucha, por lo menos, se convertirían en un medio de transporte, ya moderno, ya rápido, ya de viaje placentero.
El Teleférico nos sirve de paseo, por el momento. Pero lo bueno está en que ya la gente de otros barrios, se transporta en él, con eso tenemos suficiente, por el momento.
Valentina está feliz, quiere volver a subirse en él, este fin de semana. Quiere vencer sus vértigos.