I
De la bosta
nace un mundo
que se desmorona
el costado más insostenible
de la cabeza.
Deformados rostros
me persiguen
en la noche
de la realidad sublevada.
Y hambrientos baobabs
buscan incansablemente
mis miserias.
Hasta encontrarlas.
II
En el vertice más lejano
de la perfecta triangulación doméstica.
Estoy.
En el inamovible lugar de los patriarcas
se contrae la verdad
en su máxima expresión.
Mundana.
Y no me guardo nada
porque nada queda ya por guardar.
En este cuerpo que no encuentra
espacio.
Para tanta angustia.
III
Por suerte la cabeza
nunca termina de hundirse
en un clavo.
Y estalla
en un orgasmo
de colores que nacen.
De la oscuridad.
Por suerte las risas.
Como muecas desencajadas
que coquetean con la muerte.
Y el miedo por estar
nuevamente.
En el lugar incorrecto.
IV
Todo acaba más temprano
(incluso la infinita locura)
En el Nombre del Padre.
Que aun no he encontrado.
Flor de Cardo.
Publicado en “EVA y eva”.
Ed. Tinta China. 2012.