¿Cómo estás? Bien. ¿Cómo estás? Bien. ¿Cómo estás? Bien.
¿Querés que diga otra cosa? Entonces olvidemos. A la infancia, el bosque. A la víbora
cruzándose de brazos y mirándome con esos ojos histéricos de abuela que prefiere a
su nieto varón porque se parece a su hijo. La víbora es “la”. Femenino. Pero en forma
de falo. Hablemos de mi cansancio de yacer en la felicidad y recibir el escupitajo de
la dicha. Estoy parada frente a cada objeto que este mundo usa para conformarse y la
mudez me hace bien.
Natalia Litvinova
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Ilustracion
Nathalí Bonilla
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