¿Dónde está Roberto Arlt?
Por Federico Frau Barros
En el aguafuerte ¡Atenti, nena, que el tiempo pasa!, Roberto Arlt predijo el Golpe de Estado de 1930. «Vienen años de miseria, de bronca, de revolución, de dictadura, de quiebras y de concordatos. Vienen tiempos de encarecimientos. El que más, el que menos, galgueará en la rúa en busca del sustento cotidiano”, dijo el escritor, anticipando al gobierno de facto que derrocó a Yrigoyen.
Sobre Arlt y la política que lo rodeó se ha hablado y mucho. Un ejercicio nuevo es el de pensar donde estaría parado hoy en la sociedad argentina actual, este cronista de lo que nadie quería contar. Sería en vano intentar colocarlo en algún espacio de la clase política argentina actual, viendo si podría cuadrar en el amplio espectro del kirchnerismo o en el segmentado sector de movimientos y partidos de izquierda. Lo interesante sería imaginar en qué grietas se sumergiría aquel buscador de tesoros segregados por el sistema y desde donde podría contar.
Es difícil pensar quien es el periodista televisivo que más se asemeja a él en estos tiempos de un supuesto periodismo militante e independiente, donde en la mayoría de los casos, no son más que propagandistas. ¿Imaginan a Roberto Arlt leyendo monólogos escritos por otro frente a una cámara, defendiendo los intereses de un grupo económico, mientras una rubia escandinava baja las escaleras en minifalda acaparando la atención? ¿Sería posible verlo a Arlt en un programa que pregona el debate de ideas, sentado en una supuesta mesa redonda donde todos los integrantes casualmente tienen la misma visión de los distintos conflictos de la política actual?
Yendo al plano de la gráfica, ¿Tendría una columna en un gran diario que le pague sus gastos mensuales, desde donde hablaría de todo sin jugársela por nada? Si fuera así, ¿buscaría la alternativa del blog personal para decir lo que realmente pensara y sintiera, sin ningún tipo de condicionamiento? ¿Escribiría libros atacando a algún personaje actual, incitado y financiado por una gran editorial, como tanto hacen los periodistas hoy en día? ¿Hubiera ido a cubrir el mundial, aprovechando los viáticos y pasar un mes recorriendo Brasil contando su impresión del gigante sudamericano y las contradicciones de la Copa del Mundo? Probablemente no, ya nos mostró Rio de Janeiro, sin mundial de por medio, hace ochenta años en sus aguafuertes cariocas que fueron recientemente editadas como libro.
Si fuera un escritor del siglo XXI, ¿aceptaría ir al predio de La Rural, a una charla de presentación de una obra en la feria del libro, obligado por la editorial? ¿Cuáles serían los problemas que lo tendrían a maltraer? ¿El aumento del dólar paralelo? ¿Los cambios en la iglesia luego de la designación de un Papa sudamericano? ¿Los controles a las importaciones impuestos por la secretaría de comercio que no permitirían traer artículos que puedan ser necesarios para algún invento exótico o para la construcción de un arma de destrucción masiva que sirva para hacer la revolución?
Arlt fue un escritor totalmente autoreferencial por más que esto no fuera explícito. Siempre dijo que sus personajes no eran otra cosa que la representación de sus deseos. Podríamos ir un poco más allá e intentar pensar dónde estarían situados algunos de los personajes de sus novelas en la actualidad.
¿Podría el astrólogo, ese estrambótico personaje de los siete locos, aumentar el alcance de su proyecto hoy en día? Seguramente internet y sus redes sociales se lo permitirían. Respecto a la financiación de su secta ¿sería impensado que hoy en día pudiera financiarse con una red de prostíbulos como él proponía? Tal vez no lo sea viendo los inagotables vínculos de la clase política actual con las redes de trata. No sería algo delirante en los tiempos que corren.
Pensemos en Silvio Astier, el adolescente de El Juguete Rabioso. Hoy en día, donde se debate si los jóvenes de entre 16 y 18 años pueden votar, ¿dónde se ubicaría este muchacho que coqueteaba desde chico con el delito y que le sobraban capacidades para entrar en el colegio militar de donde lo rechazaron simplemente por su corta edad?
Un ejercicio para indagar en la condición política de Arlt es el siguiente. En este escenario político actual donde día a día surgen nuevas agrupaciones o movimientos sociales que llevan el nombre de algún personaje relevante de la historia argentina, si alguna de ellas se hiciera llamar “La Roberto Arlt”, ¿podríamos reconocer su posición?
Más loco aún es intentar encontrar qué político representa el crítico rol que cumplía Arlt en esta actualidad donde los políticos apuestan sus esfuerzos a intentar salir bien parados de cada causa de corrupción, masacre o tragedia. Arlt, quejoso y crítico como fue, posiblemente no sería parte de esa dinámica de la política minuto a minuto. Arlt no solo no sería político hoy en día, seguramente tampoco sería asesor político, un puesto tan de moda para los comunicadores y periodistas en los tiempos que corren.
Tal vez sea en vano intentar pensarlo a Roberto Arlt en el plano político actual. Arlt no llegó a ver al peronismo en el poder, por lo que posiblemente no podría entender cómo hoy la gran mayoría de los políticos, que se mata por diferenciarse, dice ser fiel a una misma corriente. No solo la fuerza política que está gobernando el país hace ya una década, sino que el mayor porcentaje de los que se oponen drásticamente sin ninguna propuesta definida distinta, también se jacta de ser abanderados del justicialismo de ese mismo líder.
Este escritor y cronista, que nació con el siglo XX y murió antes de que nazca el peronismo, logró anticiparse a muchas cuestiones de índole política. Como alguna vez dijo Osvaldo Soriano, hizo un trabajo que solía ser de adivinos y pitonisas. Más allá de la gran capacidad de lectura de Roberto Arlt, gracias a la incomprensible complejidad de la política argentina actual, cuesta imaginarlo prediciendo los grandes cambios políticos que depararan a nuestro país en un futuro cercano.