El aborto es uno de los temas más controversiales y la discusión se sigue cobrando la vida de miles de mujeres. Rocío Aime y Valentín Vivas explican por qué es necesario tomar una postura y avanzar en políticas concretas frente a este tema.

Por Rocío Aime y Valentín Vivas (Técnicos universitarios en Minoridad y Familia)

Fotos: Dina Cantoni

Según estadísticas oficiales, cada dos días muere una mujer por practicarse un aborto en Argentina. Entre ayer y hoy, entre hoy y mañana.

El aborto hoy día es un asunto que lleva a una polarización acentuada. Las posturas varían desde quienes toman partido por la legalización del aborto entendiendo al mismo como un derecho de la mujer y de salud pública, hasta quienes en un rumbo completamente distinto apuntan a condenar la interrupción de embarazos por asesinato o hecho “pecaminoso”. Entre estas posiciones antagónicas, se encuentra un sinnúmero de personas con dudas respecto al tema. La intención de este escrito es presentar herramientas para seguir pensando esta cuestión y avanzar en las reflexiones sobre lo que representa el aborto en Argentina, adelantando que no nos escondemos dentro de una aparente neutralidad, sino que tomamos posición por la legalización.

Un hecho irrefutable que motiva este escrito es, que más allá de la postura que se tenga respecto al tema, en Argentina el aborto se ha vuelto la principal causa de muerte materna desde hace ya una década(se entiende por muerte materna a las muertes de mujeres gestantes durante el embarazo y hasta seis semanas después del parto). Solo en Argentina, la cantidad de muertes maternas por aborto se calculan en trescientas por año, y la cantidad de hospitalizaciones por complicaciones por abortos se eleva a la cifra anual de ochenta mil. Cifras contundentes que reflejan un problema social que requiere solución.

aborto_1Breve historia de la interrupción de embarazos

Cuando se aborda la temática del aborto se discute si debe legalizarse, si es “ético”, si es un derecho de la mujer o no; pero lo cierto es que mientras tanto, la práctica se lleva a cabo tanto en la actualidad como hace ya más de dos siglos, y, mayormente, en la clandestinidad.

En la Europa medieval, se han documentado casos de miembros de las coronas (princesas) que han recurrido a la interrupción de embarazos por ser producto de relaciones “extramatrimoniales”, con la finalidad de esconder el hecho pecaminoso de las infidelidades.

En Latinoamérica, a mediados de 1800, las gacetas de la prensa escrita del Brasil (exclusiva a las clases pudientes) traen anuncios de un grupo de mujeres realizadoras de abortos. En el libro En la tierra de Dios y el hombre, hablan las mujeres de América Latina, de Silvina Paternostro, leemos quela fuerte influencia religiosa en la sociedad, y una condena aún no tan fuerte sobre el aborto por parte de la Iglesia en Brasil, llevó a titular al grupo en dichas publicaciones como “Hacedoras de ángeles”. Esto no era más que servicios higiénicos de interrupción de embarazos para quienes pudieran pagarlos.

A fines del siglo diecinueve y principios del veinte las políticas de los distintos Estados Nacionales fueron avanzando en la legislación en torno al aborto, con condenas penales hacia quienes lo practicaran. El único Estado que a principios del siglo veinte tomó una postura a favor de la legalización de abortos como asunto de salud pública y derecho de la mujer a decidir sobre el cuerpo, fue la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, junto a un paquete de medidas que incluía el derecho al divorcio. Aunque la medida solo duró diez años, ya en 1930 el aborto fue nuevamente prohibido alcanzando el estatus legal de la mayoría de los países.

Pero la segunda mitad del siglo veinte traería nuevos cambios. Muchos movimientos de mujeres se alzaron para exigir el aborto legal y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Con avances legislativos en algunos países, encontramos un terreno fértil para volver a poner en cuestión el debate del aborto: ¿derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y de salud pública o hecho delictivo perteneciente al Código Penal?

De vuelta por Argentina

Si el aborto es la principal causa de muerte materna en Argentina y produce ochenta mil hospitalizaciones al año, cabe preguntarnos ¿por qué mueren? ¿Por qué se llevan a cabo abortos en condiciones insalubres?

A partir de los números presentados, el aborto pareciera ser un asunto que afecta a las mujeres y a su salud, ateniendo al campo de la medicina la solución/abordaje del mismo. Sin embargo es menester abordar la problemática del aborto desde un enfoque integral, para ver aquello que las estadísticas no muestran. Y aquí cabe la pregunta: ¿la problemática del aborto afecta por igual a todas las mujeres? Si uno se pregunta a qué sector social pertenece el mayor porcentaje de las mujeres fallecidas por “muerte materna” encuentra que esa mayoría pertenece a sectores populares. Lo mismo ocurre con las mujeres que se hospitalizan por complicaciones post aborto. Esto debe entenderse a partir de las posibilidades que existen de realizarse un aborto:

  • Viajar a un país donde el aborto es legal.
  • En caso de no salir del país, pagar una clínica privada clandestina para efectuar la operación con profesionales y elementos quirúrgicos cuya formación y calidad son siempre difíciles de comprobar por su clandestinidad. El monto de estos abortos se estima alrededor de los cinco mil pesos.
  • Un aborto autoinducido. Y aquí se abre un gran abanico de métodos que van de la ingesta de pastillas como el Misoprostol, hasta métodos totalmente insalubres como la mutilación de la placenta con aguja de coser, infecciones con perejil, golpes en el estómago, etcétera.

Las causas por las que una mujer decide practicarse o no un aborto son múltiples, pueden ir desde complicaciones de salud, ausencia o fallas de métodos anticonceptivos o mala utilización de los mismos, incertidumbre respecto a qué hacer frente a un nuevo integrante en la familia y la ausencia de recursos para cumplir con sus necesidades básicas, o violaciones, o hasta el hecho de no querer ser madre en un momento determinado. Llevar adelante un embarazo no deseado representa una carga psicológica y quien practica su interrupción mediante un aborto recibe hoy día la condena de buena parte de la sociedad. Más allá de las causas, el hecho ocurre y se repite todos los días en barrios y ciudades, con consecuencias nefastas sobre las mujeres.

aborto_2El método al cual cada mujer recurre en la Argentina para realizarse un aborto obedece a sus posibilidades socioeconómicas. De ahí que las muertes maternas sean detectadas en sectores humildes, constituidas por mujeres que no pueden viajar al exterior ni tampoco pueden afrontar los gastos de un aborto clandestino en condiciones seguras. De aquí el supuesto que el aborto, además de un problema de salud, es un problema de clase.

Pero la base del problema, aquello que lleva a la utilización de cualquiera de los métodos mencionados, es el estado ilegal que adquiere el aborto a nivel nacional.El aborto en Argentina es considerado un delito. Está así descrito en el Título I, Capítulo I “Delitos contra la vida” del Código Penal argentino. Asimismo, dicho código establece como aborto no punible el que se practicare a fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la mujer (aborto terapéutico); o el que interrumpiere un embarazo fruto de una violación o de un atentado contra el pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. Sin embargo, y continuando en el plano legal, Argentina ha adherido a pactos internacionales confiriéndoles la misma importancia que las leyes nacionales. Tal es el caso de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Dicha convención en su artículo 16 inciso e) afirma que toda mujer tiene “Los mismos derechos a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y el intervalo entre los nacimientos y a tener acceso a la información, la educación y los medios que les permitan ejercer estos derechos”. Tomándonos de este artículo, y entendiendo que cero también es un número, podría afirmarse que el aborto debe incluirse entre los medios que permitan ejercer el derecho a decidir libre y responsablemente el número de hijos. En la misma línea, la realización de abortos clandestinos que llevan a la muerte a mujeres violan el derecho humano más básico: el derecho a la vida. Sin embargo y a pesar de las recomendaciones internacionales al Estado argentino sobre adoptar medidas que permitan reducir el número de muertes maternas, el Código Penal continúa sin alteraciones en lo que a aborto se refiere desde 1921.

Si bien no es un aspecto a ahondar en la presente nota, hay que destacar la influencia del patriarcado en la sociedad, en el momento de definir y disputar la opinión pública respecto del aborto. La mujer es sometida a la reproducción, su destino es ser madre, y solo podrá ser una mujer plena a partir de la gestación de un niño o niña. La opresión del género lleva a la estigmatización de aquellas mujeres que deciden interrumpir un embarazo mediante un aborto. Sin embargo, esta cuestión de índole ideológica tiene como consecuencia la continuidad de la realización de abortos que culminan en la muerte de las mujeres o la degradación de su salud.

Es el aborto entonces un problema de salud que afecta a las mujeres como género oprimido, a las mujeres de la clase trabajadora y sectores populares que no pueden acceder a métodos higiénicos efectivos y seguros, y es un delito sustentado en el Código Penal argentino que desconoce las Convenciones Internacionales a las que adhiere la Nación.

La voz de las mujeres y el proyecto de ley

Según Rosa Falcone, en Género, familia y autoridad. Sociedades patriarcales y comunidades contemporáneas, a lo largo de la historia, mujeres de diferentes partes del mundo comenzaron a organizarse para luchar por la igualdad con los hombres, por tener los mismos derechos que ellos. Rosa Falcone, también expresa que a principios del siglo veinte, se comenzaron a hacer visibles los reclamos por reivindicaciones en los espacios privados (es decir, la familia y el hogar), y contra cualquier tipo de opresión, por sus derechos cívicos, poder votar y tener protecciones en sus ámbitos laborales por fuera de sus hogares. Estas mujeres comenzaron a interpelar su lugar relegado al espacio doméstico y reproductivo, comprendiéndolo como una construcción social e histórica aprendida a través de la socialización, producto de la división sexual de trabajo a partir de la cual la “esposa” pasó a ser colocada bajo el control del hombre.

En Argentina, las luchas de las mujeres comenzaron a unificarse con el surgimiento de los Encuentro eacionales de eujeres, para articular organizaciones y partidos que trabajan sobre diferentes problemáticas que las atraviesan, construyendo una nueva identidad de la mujer. El aborto fue debatido como una problemática que necesitaba respuesta desde el primer Encuentro en 1986 y se ha sostenido hasta la actualidad. Durante el encuentro de Rosario en 2003, las mujeres se autoconvocaron a una asamblea por el derecho al aborto, que fue la base de la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito decidida un año más tarde, donde se exige “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. El aborto, entonces, ha sido (y es) encarado desde los movimientos de mujeres no solo como una problemática social en busca de respuestas por parte del Estado, sino también como una lucha por el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, su sexualidad y su maternidad (o no), retomando lo sostenido por el Movimiento de Liberación Femenina en Francia (1971).

ABORTO3Proyecto de interrupción voluntaria del embarazo

La Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, decidida por más de veinte mil mujeres, incluyó al momento de elaborar el proyecto de ley a más de doscientas organizaciones, grupos y personalidades vinculadas al movimiento de mujeres. El 28 de mayo de 2005 (Día internacional de acción por la salud de las mujeres), se logra construir un Proyecto de interrupción voluntaria del embarazo presentado en la Cámara de Diputados en los años 2007, 2009, 2010 y su última presentación fue este año, logrando tener estado parlamentario gracias a la voluntad política de más de setenta diputados de distintos bloques, aunque continúa sin ser tratado. El proyecto de ley para despenalizar y legalizar el aborto, tiene su fundamento en admitir que no hay una única manera válida de enfrentar el dilema moral que supone un embarazo no deseado; reconocer la dignidad, la plena autoridad, la capacidad y el derecho de las mujeres; y aceptar que el derecho a decidir sobre el propio cuerpo es un derecho personalísimo ya que este es el primer territorio de ciudadanía de todo ser humano. Además, el índice de abortos no depende de su legalización, sino de otras condiciones como la disponibilidad de servicios de anticoncepción, el acceso a educación sexual adecuada para toda la población y la eliminación de las asimetrías de poder entre hombres y mujeres.
Países donde se han desarrollado programas respetuosos de los derechos sexuales y reproductivos que incluyen la legalización del aborto, tienen tasas mucho más bajas de aborto que las estimadas en países donde este es ilegal. Por ejemplo, en dos países donde el aborto es legal como Holanda y Canadá se realizan 0.53 y 1.20 abortos por cada cien mujeres en edad reproductiva, respectivamente. En Argentina, donde está penalizado, se estima que se practican 5.35 abortos cada cien mujeres en edad reproductiva.

Entendemos fundamental que la legalización del aborto debe estar acompañada por una fuerte campaña de educación sexual en las escuelas, con un marco claro y específico. Al día de hoy seguimos tomando la sexualidad como un tema tabú en las escuelas, no se educa para la prevención de enfermedades sexuales ni la utilización de métodos anticonceptivos. Sin embargo, ante situaciones de embarazo adolescente, no faltan las voces de quienes acusan a los jóvenes de irresponsables. Otro aspecto fundamental que va de la mano con la educación sexual es el acceso a los métodos anticonceptivos en forma gratuita: si bien por norma debería accederse gratuitamente a preservativos, pastillas anticonceptivas, parches y vacunas, la disposición real de los mismos varía según el territorio. Hubo provincias enteras sin preservativos en sus hospitales por la influencia eclesiástica de sus gobernadores, y justamente por la falta de educación muchas personas desconocen el derecho a disponer de los métodos mencionados. Es premisa fundamental que el Estado garantice el conocimiento sobre educación sexual en los jóvenes en las escuelas, que modifique aspectos de los sistemas de educación, salud y justicia. Y al mismo tiempo, las mujeres y hombres puedan acceder a métodos anticonceptivos de manera gratuita, generando campañas de difusión no solo de las posibilidades de embarazos no deseados sino de enfermedades de transmisión sexual.

aborto_3Misoprostol ¿alcanza?

Uno de los métodos abortivos que ha crecido en popularidad es la utilización del Misoprostol ¿Qué es el Misoprostol? Es un medicamento que se usa para interrumpir un embarazo dentro de las primeras doce semanas de gestación, ya que su efectividad se reduce luego de los primeros tres meses. Se ingieren pastillas vía oral y vía vaginal. ¿Quiénes pueden usarlo? Cualquier mujer en edad fértil que quiera interrumpir su embarazo y que no tenga problemas de salud como: problemas de coagulación, anemia grave, enfermedades de corazón, presión alta, entre otros. Claro está que su acceso es complejo, ya que no suele ser vendido en farmacias a mujeres jóvenes (pese a la existencia de recetas que indican el riego del embarazo) sumando a esto los altos costos del mismo. También es posible conseguirlos a través del mercado informal, aumentando notoriamente su valor, y generando que las mujeres tengan que moverse en ámbitos de la ilegalidad constantemente, afectando su psicología. Actualmente, hasta la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el uso libre de Misoprostol ha reducido los abortos inseguros y la muerte de mujeres.

Nuevamente podemos ver que las mujeres de los sectores populares son quienes mayores complicaciones tienen para acceder a un aborto, ya que el uso de Misoprostol obliga a las mujeres a contar con el dinero necesario para su compra (entre $500 y $600). También es posible visualizar que pese a la posibilidad de acceder a las pastillas que interrumpen el embarazo, la situación de ilegalidad y clandestinidad a la que las mujeres son expuestas continúa estando presente. El aspecto negativo que presenta el Misoprostol, además de la dificultad en el acceso, es que deja sola a la mujer que busca abortar, sin contar con presencia médica ni asesoramiento. La ingesta equivocada puede causar fuertes sangrados y malestar, e incluso no es 100% efectivo.

Por todo esto entendemos que no alcanza con la mayor distribución de Misoprostol. Es necesaria una Ley por la despenalización y legalización del aborto para que todas las mujeres que decidan interrumpir su embarazo, en primer lugar, puedan hacerlo y no quede su acceso en las posibilidades económicas; en segundo lugar, para que no haya más muertes por abortos en condiciones paupérrimas, para que todas las mujeres tengan derecho a decidir sobre su propio cuerpo.

ABORTO2Los últimos gobiernos y el aborto

¿Cuál ha sido la postura de los sucesivos gobiernos en la Argentina desde la década de los noventa frente al aborto, principal causa de muerte de mujeres gestantes? Recapitulemos:

Carlos Menem: presidente reelecto, fue un hombre de estrecha relación con la Iglesia Católica. Tuvo seis encuentros con el Papa Juan Pablo II, y en el último de ellos (1999) acordaron decretar en la Argentina un día para el “niño por nacer”, dedicado a embriones y fetos de los embarazos. Sin embargo, se supo que el propio expresidente, años atrás, acompañó a su esposa Zulema Yoma a practicarse un aborto clandestino con las condiciones que los pudientes pueden pagar.

Fernando De la Rua: el presidente de “La Alianza” también sostuvo repetidas veces la posición contra el aborto “como un método de control de la natalidad o una alternativa válida ante un embarazo no deseado”. Además defendió la familia “fundada en el matrimonio como una unión permanente del hombre y la mujer”(1) mostrando las raíces del catolicismo en su pensamiento.

Eduardo Duhalde: el expresidente y candidato en las últimas elecciones ni estuvo ni está a favor de la legalización del aborto. Entiende que “Es un asesinato, un homicidio y por una moda no se puede autorizar”. Al igual que De la Rua al mismo tiempo que atacan la legalización del aborto, se manifiesta contrario del matrimonio igualitario: “El matrimonio es una institución formada por un hombre y una mujer y una mayoría circunstancial no puede modificarlo”(2).

Nestor Kirchner: la posición que adoptó personalmente el máximo dirigente del Frente Para la Victoria fue siempre contraria a la despenalización del aborto. Sin embargo, cabe señalar que durante su mandato el ministro de salud Ginés González García desarrolló una guía técnica para la realización de abortos no punibles que debía distribuirse en todas las instituciones públicas de salud, y ante sus declaraciones en torno a flexibilizar la penalización del aborto, fue cruzado por el entonces presidente y jefe de gabinete Aníbal Fernández, quien aclaró que no se estaba trabajando en ningún proyecto respecto a la despenalización.

Cristina Fernández de Kirchner: en la misma línea que su esposo, Cristina ratificó estar en contra del aborto en repetidas ocasiones. Una de sus últimas declaraciones respecto al tema se dio durante la modificación del Código Civil, cuando se le indagó respecto de la inclusión de la posibilidad de abortar, aclaró que el aborto es un tema penal.

Todas las cúpulas presidenciales y sus bloques en el senado han dado la espalda a las mujeres que una y otra vez presentan el proyecto de legalización. Muchos ponen la firma para que ingrese al senado (en 2014 entró con setenta firmas), sin embargo a la hora del tratamiento en las comisiones, nunca se ha dado quórum por ausencia de los mismos, y el proyecto pierde estado parlamentario. Previo a las elecciones legislativas nacionales, en una encuesta por el sí o el no a la ley de legalización del aborto, solo el bloque político del Frente de Izquierda y de los Trabajadores se manifestó abiertamente a favor.

Es durante el año 2004 cuando el aborto figura por primera vez como primer causa de muerte materna y los Encuentros Nacionales de Mujeres ganan terreno desde abajo, que los Ministerios de salud (provincial y nacional) comienzan a tomar medidas con el fin de disminuir la mortalidad materna, asegurando “que las mujeres en situación de aborto no sean discriminadas y reciban una atención humanizada, rápida, efectiva y con asesoramiento y provisión de insumos de anticonceptivos”(3). Incluyendo, también el compromiso de “garantizar el acceso de la atención del aborto no punible en los Hospitales Públicos”, de acuerdo a lo pautado por el Código Penal, mencionado con anterioridad. Pese a esto, es de público conocimiento que mujeres que son protagonistas de situaciones que habilitan la interrupción voluntaria del embarazo se han encontrado con grandes obstáculos para su realización. Basta recordar el caso de Tejerina, obligada a parir un embarazo producto de una violación.

Hendijas institucionales

Mientras las organizaciones de mujeres y distintos espacios políticos luchan por la aprobación del proyecto de ley, continúan realizándose los abortos clandestinos. ¿A dónde recurrir cuando una mujer busca realizarse un aborto y no cuenta con la información adecuada?

En tanto la lucha por la legalización se mantiene, se van abriendo nuevas hendijas estatales en el sector público de salud. En la zona Oeste de la Provincia de Buenos Aires se han abierto en algunos hospitales públicos consejerías pre y post aborto. Estos espacios brindan un espacio de contención para las mujeres y se orientan hacia la capacitación en el uso de Misoprostol como herramienta fundamental para garantizar abortos seguros. También capacitación teórica respecto a género, salud y patriarcado. Aportando a la construcción de mujer como sujeto de derecho, se aportan datos internacionales sobre epidemiologia del embarazo no deseado, y el abordaje de salud sexual desde el género libre.

En cuanto no se avance en la legislación, bregar por la apertura de estas secretarías en cada municipio es un avance ya que se puede prevenir la degradación de la salud y hasta la muerte de mujeres de nuestros barrios.

Para finalizar

Señalamos desde un principio nuestra postura a favor de la legalización del aborto. Como expusimos, la legalización no lleva a un aumento en el número de abortos. Por ser una situación de estrés psicológico, la reducción al mínimo posible de abortos y terminar con las muertes de mujeres por este tema es un deseo de quienes escriben. Pero ese camino solo puede construirse a partir de hacer realidad el lema de la Campaña Nacional por la Despenalización y Legalización del Aborto: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

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