¿Qué es la Izquierda Popular? ¿De dónde nace y qué se propone? ¿Cuál es su relación con el peronismo y con la izquierda partidaria? Itaí Hagman, referente de la flamante confluencia política “Patria Grande”, desarrolla las ideas de un proyecto que se pretende amplio, combativo y latinoamericanista.
Por Martín Acosta
Fotos: Sebastián Trípoli
Con sus jóvenes treinta y un años Itaí Hagman es economista y docente en la Facultad de Economía de la Universidad de Buenos Aires. En 2000, a los diecisiete, comenzó a militar en los barrios capitalinos. Ya en la universidad, en honor a Julio Antonio Mella, un estudiante cubano, revolucionario y socialista, forma parte de la creación de “La Mella”, agrupación que ha ostentado la conducción de varios centros de estudiantes de la UBA y fue presidente de la Federación Universitaria de Buenos aires. A fines de 2012 conforman junto a otras agrupaciones sociales y partidos políticos “Marea popular”. Con esta experiencia intervino junto a sus compañeros y compañeras por primera vez en el terreno electoral en las elecciones del 2013. Itaí forma parte de una generación de jóvenes militantes que desde 2001 a esta parte viene buscando y probando, construyendo una nueva identidad que mira hacia la América nuestra e intentan aportar a la organización popular tratando, como dicen, de no repetir viejos errores de las estructuras más tradicionales de la izquierda partidaria.
Las interpretaciones del proceso latinoamericano en curso, las miradas sobre cuestiones que hacen a la intervención política, los sectores de la población a los cuales hay que interpelar, el perfil de la propia militancia y las formas de organizarse, son algunos de los debates que recorre el campo de la izquierda en nuestro país dando lugar a diversas corrientes. Izquierda partidaria, izquierda social, nueva izquierda o izquierda vernácula, izquierda nacional o internacionalista…
En un contexto caracterizado por la atomización del campo popular ustedes vienen de un proceso de unificación que culmina en el reciente lanzamiento de Patria Grande ¿Cómo lograron este crecimiento constante? ¿En que se funda esta confluencia?
Patria Grande es la conclusión de un proceso de varios años, en donde distintas organizaciones con diversos espacios de intervención venimos asumiendo la necesidad de construir una herramienta política nacional común de la izquierda popular. Para lograr esta unidad fue necesario elaborar los puntos esenciales que caracterizan nuestra mirada política estratégica: la construcción de poder popular como principio práctico cotidiano y como norte de nuestra construcción, la necesidad de combinar la militancia sectorial desde abajo con la disputa institucional sin dicotomizar ni contraponer una a la otra, nuestro acompañamiento a los procesos de lucha continental y en particular a los gobiernos populares que en la región han asumido el horizonte del socialismo del siglo XXI, entre otros puntos.
¿Cómo se relaciona este desafío con una militancia de izquierda proclive al fraccionamiento?
Fue necesario asumir la necesidad de construir una nueva cultura militante, porque la fragmentación de las organizaciones populares y de la izquierda nueva, independiente o popular, muchas veces no es fruto de diferencias reales, sino de una cultura política en donde priman los caudillismos, las competencias estériles, la vocación de marginalidad, los debates de microclima, toda una serie de actitudes defensivas y destructivas que también están cruzadas hasta por cuestiones generacionales. Escapando a todo eso, en todos estos años hemos trazado un camino de apostar a la unidad y lo hemos logrado. Por eso nos llena de alegría y orgullo poder anunciar una nueva síntesis, una nueva unidad lograda para construir una fuerza política y social capaz de transformar la Argentina.
Hay sectores que los critican por “reformistas”; ustedes por su parte se definen como “la izquierda popular” ¿Por qué izquierda y por qué popular?
En la cultura política de la izquierda argentina todos los partidos acusan de reformistas a los otros. Es una constante, ya que se parte de la idea de que solo un partido puede portar la esencia revolucionaria y por lo tanto los demás siempre son expresiones desviadas y por ende reformistas. Para quien lo ve desde afuera resultan incomprensibles estos debates y muchas veces a nosotros mismos nos cuesta salir de estas discusiones estériles. Hasta los partidos más ortodoxos, más izquierdistas, siempre tienen otro partido que lo corre por izquierda y los acusa de reformistas. Es una cultura política destinada a la autodestrucción. Para nosotros ser de izquierda es simplemente pelear por cambiar de raíz la sociedad, es la lucha por otro tipo de sociedad, diferente al sistema capitalista que en las últimas décadas aparece como el único posible.
Eso implica asumir la izquierda como un sector heterogéneo.
Sí, porque no hay una sola izquierda, no hay una sola doctrina, no hay una sola identidad política que reivindique esta lucha. Hay gente que se considera marxista o trotskista, hay otros que se sienten identificados con el peronismo y desde ese lugar también asumen la pelea contra el capital, hay otros que se identifican con la Revolución Cubana y la figura del Che o Fidel Castro, en resumen: hay muchas identidades de izquierda en la Argentina. Pero lamentablemente en nuestra historia ha existido un divorcio entre las ideas de izquierda y los movimientos populares, divorcio que se ha alimentado desde ambas partes, porque tuvimos y tenemos una izquierda sumamente hostil a los movimientos populares, pero también estos últimos fueron muy reacios a la izquierda. Izquierda popular es entre otras cosas asumir la necesidad de romper ese divorcio y tender un puente entre la izquierda y las tradiciones populares de lucha de nuestra historia.
La intervención electoral viene siendo una de las cuestiones más controvertidas en la discusión de la nueva generación militante y ustedes han sido una organización que asumió con decisión este aspecto de la lucha política a partir del 2013. ¿Cuáles fueron los elementos de la realidad que los llevó a zambullirse en el terreno electoral?
Los procesos latinoamericanos que reivindicamos mostraron que la intervención electoral puede ser una vía de disputar el poder a los sectores dominantes. Antes de que surja un Chávez o un Evo había mucho escepticismo en la militancia popular sobre las posibilidades de utilizar la disputa institucional para potenciar la organización y la lucha popular. Pero eso cambió. En Argentina el propio proceso del kirchnerismo que ocupó el vacío de poder que generó la rebelión popular de 2001 nos permitió aprender y reflexionar sobre nuestras propias limitaciones como organizaciones y como pueblo a la hora de construir un proyecto de país alternativo al de las clases dominantes. Hoy entendemos que sin disputa institucional y sin estrategia de poder los pueblos podemos protagonizar luchas y hasta rebeliones que volteen gobiernos, pero no ser una alternativa de país. La participación electoral la entendemos como una herramienta más para potenciar la construcción de poder popular y la experiencia que hicimos en 2013 nos demostró que fue exactamente así.
¿Existe cierta falta de voluntad de poder en las distintas vertientes del campo popular a la hora de entablar acuerdos y alianzas? Y unido a esto ¿desde dónde mide Patria Grande la amplitud del marco de alianza para generar fuerza social y política?
Creo que en general los que militamos en la izquierda en nuestro país venimos de una matriz muy sectaria. Los partidos tradicionales de izquierda son la máxima expresión, pero la nueva izquierda o izquierda popular no está exenta de ese mismo problema. Seguimos pensando que todos los que no son como nosotros, o no piensan como nosotros, son todos desviados o ajenos a la lucha del pueblo. En ese sentido muchas veces la izquierda independiente ha asumido una posición vanguardista en relación al pueblo muy similar a la de la izquierda partidaria como si nosotros fuéramos la expresión genuina del pueblo y otros no. Yo creo que existe en la Argentina un movimiento popular, pero que tiene diferentes expresiones y nosotros somos una, pero no la única ni tampoco la que necesariamente refleja más fielmente la lucha del pueblo. Nosotros compartimos alianzas con partidos de izquierda en diferentes ámbitos, estudiantiles o sindicales por ejemplo. Compartimos alianzas con organizaciones peronistas en otros, como en la CTEP u otros espacios. Tenemos acuerdos también con sectores que vienen de experiencias que podríamos denominar “progresistas” o de “centroizquierda”. Para algunos esto es una expresión de falta de principios claros. Para nosotros es todo lo contrario, como tenemos principios sólidos es que podemos trabajar con otros que son distintos que nosotros. El que nunca se junta con nadie, el que le teme a todo lo que es diferente porque teme ser cooptado o usado, en el fondo es porque está inseguro, porque no está realmente convencido de lo que hace y de por qué lo hace y entonces se refugia defensivamente en la comodidad de lo pequeño y lo conocido. Nosotros preferimos asumir, aun con todos los riesgos, la vocación de unidad y trabajo común con todas las expresiones del pueblo que lucha por vivir dignamente.
La izquierda lleva muchos años sin poder interpelar a sectores significativos de la población. ¿Cuáles crees que pueden ser las líneas que le permitan a Patria Grande convertirse en referencia para los sectores populares?
Yo diría, incluso a la luz de los últimos resultados del FIT, que el problema no ha sido tanto la interpelación, sino la capacidad de convertir eso en una opción real de poder. Hay que entender que hacer una buena elección, meter diputados no implica disputar realmente el poder a los sectores dominantes. Y no va a haber alternativa de poder desde la izquierda en la Argentina si no somos capaces de confluir con las amplias capas de la población que pelean desde identidades que muchas veces no son o no se reconocen explícitamente como de izquierda, si no tenemos una vocación de unidad del movimiento popular, si no somos capaces de desarrollar experiencias de organización popular que pongan por delante los intereses de los diferentes sectores a los de los partidos, etcétera. Si no somos capaces de hacer eso, no vamos a dejar de ser fuerzas contestatarias funcionales al mismo sistema político que decimos querer modificar.
El Gobierno nacional en esta suerte de transición hacia el poskirchnerismo ha optado por congraciarse con los mercados internacionales para asegurarse la gobernabilidad hasta 2015, política que sufre un revés por medio del fallo del juez Griesa y pone a la Argentina al borde del default. ¿Cuál es la posición de Patria Grande al respecto?
Efectivamente en el último año y en particular luego de la última derrota electoral, el Gobierno optó por un cambio en su política económica tendiente a lograr una estabilidad política y económica para llegar más tranquilo a 2015. Esta suerte de pacto de gobernabilidad implica hacer parte del trabajo sucio que se expresó fundamentalmente en la devaluación y el giro hacia los mercados internacionales. El fallo de Griesa llega en ese contexto. Nosotros repudiamos absolutamente el fallo, que consideramos una expresión de colonialismo sobre nuestro país soberano y pensamos que Argentina no debe darle un solo peso a los buitres. El problema es que el Gobierno llegó a un callejón sin salida porque si no paga, toda la estrategia mencionada que implicó acordar con el Club de París, el CIADI y Repsol se le cae, y por lo tanto necesita negociar con los buitres para pagarles. Lamentablemente esta orientación implica que los grandes problemas de la Argentina serán postergados, porque resulta imposible congraciarse con los mercados internacionales y al mismo tiempo realizar reformas estructurales que impliquen afectar intereses del poder económico concentrado. Hoy los sectores dominantes están preparando un programa de gobierno para el 2015, que ya se expresó en el Foro de Convergencia Empresarial. Ese programa es profundamente antipopular y todos los principales candidatos presidenciales se proponen llevarlo adelante.
En un contexto en el que se vienen desarrollando por izquierda las diferentes experiencias populares en varios países de la América Latina ¿cuáles son las perspectivas que vislumbran desde Patria Grande y cuales creés que son las tareas imprescindibles de la izquierda popular en Argentina?
La principal tarea nuestra es consolidar a la izquierda popular como un actor en la política nacional argentina. Eso requiere potenciar nuestras construcciones y al mismo tiempo intervenir con mayor audacia en el debate público. Esto no es una tarea solo de Patria Grande, sino de un conjunto de organizaciones que nos reivindicamos parte de este espacio. Y nuestra tarea a mediano plazo creo que es aportar a la construcción de un gran movimiento popular capaz de transformar la Argentina. No creemos en los mesianismos, que nosotros solos vamos a llevar adelante los cambios. Pero tampoco creemos en los atajos, por eso vamos pacientemente avanzando año a año. Con paciencia, pero a su vez con ambición para no conformarnos con lo que tenemos.